Hay dos días de la semana que no deben quitarnos el sueño, porque en realidad no existen, no deben sembrarnos tormento ni miedo. Debemos dejarlos atrás, uno de ellos es;
Ayer, se marchó para siempre, quedando fuera de nuestro alcance. No podemos deshacer ninguna de las cosas que hicimos; no podemos borrar ni una sola palabra de lo dicho.
Ayer se fue; no volverá. Su única huella en nosotros es la experiencia.
Mañana, tampoco existe; no ha llegado. El sol saldrá resplandeciente o escondiéndose detrás de las nubes, el nuevo día llegará con una mezcla de nuevas promesas y desafíos. Cuando amanezca lo conoceremos y podremos disponer de él, entonces será hoy.
Hoy; es el día que realmente existe, el que importa. Nos enfrenta con su realidad inmediata, inédita, en presente, otorgándonos todas las oportunidades de ejercer nuestra voluntad y talento para la construcción de nuestra vida, nuestra existencia…
No temas, corazón, a estos tiempos prestados,
Ayer y Mañana son espejismos, sombras pasajeras;
es Hoy donde se forjan los destinos soñados,
donde cada alma, valiente, sus propias alas endurece.
Es un mensaje a mi hijo, también para los emprendedores invitándolos a seguir adelante, evitando rumiar e intenta incentivar a aprender todos los días.