En el vertiginoso mundo de las ventas y proyectos, no siempre podemos ser el “Guapo del Barrio”. Sin embargo, día tras día, nos enfrentamos al desafío de convertirnos en el proveedor adecuado para la audiencia que espera encontrar a alguien como nosotros.
Las notas de las canciones de Hombres G resuenan en mi mente. «Quería ser uno de esos Guapos del Barrio”. Aquellos que parecían acaparar todas las miradas y corazones sin mucho esfuerzo. Anhelaba ser uno de esos guapos del barrio, los que se destacaban, aquellos que tenían la atención de todos. Pero, sorpresa, no fue tan fácil. Tuve que esforzarme el doble para destacar.
Cuando esa canción dominaba las ondas radiales, jaja, sí, la radio, yo era un joven lleno de preguntas. ¿Cómo hacían los Hombres G para estar en boca de todos? ¿Sería por sus habilidades musicales? ¿O simplemente eran los guapos del barrio? Aunque, siendo honesto, su encanto no estaba precisamente en su apariencia.
¿Tendrían contactos que les abrían todas las puertas? Pero, ¿cómo lograban ser el deseo de todas las niñas? Incluso de la niña que me gustaba.
Aunque algunas piezas no encajaban en mi rompecabezas juvenil, no puedo negar que su música me movía y marcó mi infancia y juventud. Sus letras, su carisma, y su talento, me parecen inigualables. Por supuesto, aún grito con pasión «Sufre Mamon…».
He aprendido que en las ventas, al igual que en la música: la persistencia, la preparación, el esfuerzo y estar en el lugar y momento adecuados te impulsan a ser el proveedor adecuado para tu audiencia.
Tal vez, el secreto detrás de mi labor y de cualquier otra, como la de los Hombres G, es tener la melodía para llegar al corazón de la audiencia adecuada.